La frase «si no hay cuerpo, no hay mente» es de Antonio Damasio (Neurocientífico)
El cerebro interactúa con el cuerpo y viceversa. Ambos forman el organismo. Cuando hablamos de organismo, estamos incluyendo a ambos elementos, sistemas y todas las células que lo componen.
Imagina que vas caminando por la calle, y de repente, aparece un león en tu retina. La información retiniana viaja a tu cerebro, se detecta una amenaza. Acto seguido, el cerebro, te propone una respuesta/conducta que minimice el ser devorado. Rápidamente, los efectos neuronales y químicos de la respuesta producen cambios en el organismo. Tus sistemas orgánicos, cambian su forma de operar.
La energía y tasa metabólica del organismo se ve alterada para cubrir dichos requerimientos de respuesta. Los sistemas (nervioso, inmune, endocrino, circulatorio, muscular, digestivo, urinario), se reajustan a las demandas del momento.
Se producen cambios locales y globales. Y como no puede ser de otra manera, esos cambios detectados en el cuerpo, también tendrán lugar un poco más arriba, en el cerebro. Es decir, en el organismo. Lo que ha surgido desde arriba (cerebro) interactúa con lo de más abajo (cuerpo) y al revés. Y todo ello, con el ambiente/escenario.
El cerebro tiene un aliado para ejercer su derecho a defenderse. El cuerpo. Los tejidos de la cabeza, tronco y extremidades son predispuestos para la lucha o huida. Las señales químicas y neurales que han descendido hacia el cuerpo, son devueltas hacia el cerebro.
Las señales que llegan al cerebro, lo hacen a distintos circuitos, primero de menor nivel, y después a los de mayor nivel. Esas señales obviamente no sólo viajan a los circuitos que controlan los músculos. Sino que llegan a circuitos de asociación que integran las emociones, memorias, respuestas inmunes, viscerales, etc. Todas esas idas y venidas conforman la realidad dominante.
Si cortáramos los nervios que trasladan la información desde el cerebro al cuerpo, nuestro estado corporal cambiaría. Y lo mismo al revés, personas que han sufrido una lesión en la médula espinal han padecido cambios en su estado mental. (G.W. Hohmann et.al, 1966)
Así que, en mi opinión, los asuntos de la mente como la ansiedad, depresión, distrés social, estrés post traumático, también deberían ser abordados desde la perspectiva del trabajo corporal.
Usted no es mente, ni es cuerpo, usted es todo y su contexto.
Un saludo.