El síndrome del hombro congelado, conocido también como capsulitis adhesiva, es una condición debilitante que afecta la articulación del hombro, provocando rigidez, dolor, y una disminución significativa en el rango de movimiento. Aunque es una afección común, su etiología precisa aún es objeto de estudio en la neurociencia moderna.
¿Qué es el síndrome del hombro congelado?
El hombro congelado se caracteriza por la rigidez progresiva de la articulación del hombro, que resulta en una disminución notable de la movilidad y dolor significativo, especialmente durante los movimientos. La capsulitis adhesiva afecta la cápsula que rodea la articulación glenohumeral, lo que causa engrosamiento y rigidez del tejido, impidiendo el deslizamiento adecuado de las superficies articulares.
El proceso tiende a ocurrir en tres fases:
- Fase de congelación: Dolor severo que aumenta gradualmente y una pérdida progresiva de la movilidad.
- Fase congelada: El dolor tiende a disminuir, pero la rigidez articular persiste, limitando el movimiento.
- Fase de descongelación: Gradualmente se recupera el rango de movimiento, aunque el proceso puede ser lento
Posibles causas médicas del hombro congelado
La causa exacta del síndrome del hombro congelado sigue sin estar completamente clara, pero se reconocen varios factores de riesgo:
1. Factores mecánicos
Una lesión previa en el hombro, como una fractura o desgarro muscular, puede desencadenar la aparición del hombro congelado. En algunos casos, una inmovilización prolongada, como ocurre después de cirugías o fracturas, puede llevar al desarrollo de esta condición. El desuso del brazo y la inmovilización prolongada son factores de riesgo para el futuro.
2. Factores neurológicos
Se ha propuesto que el hombro congelado puede estar relacionado con una disfunción neurofisiológica. Los nervios que inervan la cápsula articular pueden estar implicados en la alteración del control motor y la percepción del dolor. Se han observado cambios en el procesamiento sensorial en personas con capsulitis adhesiva, lo que sugiere un estado de alerta y protección sobre el hombro, donde el cerebro puede estar evaluando amenaza.
3. Factores hormonales
Existen estudios que asocian el hombro congelado con alteraciones hormonales, particularmente en mujeres postmenopáusicas. Los cambios hormonales pueden influir en la elasticidad y estructura de los tejidos blandos, aumentando la susceptibilidad a desarrollar este síndrome. Es una hipótesis.
Además, el hipotiroidismo y la diabetes mellitus son afecciones sistémicas que están fuertemente correlacionadas con un mayor riesgo de desarrollar capsulitis adhesiva, lo que sugiere un componente metabólico en la patogénesis del hombro congelado.
4. Factores inflamatorios
La inflamación crónica de la cápsula articular y los tejidos circundantes es una característica clave del hombro congelado. Estudios recientes sugieren que una respuesta inflamatoria descontrolada puede llevar al engrosamiento de la cápsula que restringen el movimiento articular. Este fenómeno puede estar mediado por citocinas proinflamatorias y otros mediadores bioquímicos, lo que contribuye a la fibrosis de la cápsula articular.
5. Factores genéticos
Algunos estudios han sugerido que podría existir una predisposición genética al hombro congelado, particularmente en aquellos con antecedentes familiares de trastornos del tejido conectivo o capsulitis adhesiva. Aunque esta hipótesis aún está en investigación, los estudios indican que la herencia podría jugar un papel en la susceptibilidad de desarrollar esta condición.
Todos estos factores están recogidos en la literatura. Pero vayamos un paso más allá.
Error de evaluativo. Nuevo enfoque
Que el mapa del cuerpo está representado en el cerebro, ya no es un secreto. Lee este artículo.
Sabemos que cada zona del cuerpo, tiene su intrahistoria, creada por un cerebro «creador de sentido» y contada por los individuos (nosotros). La red neuronal tampoco evalúa igual una mano que un pie, una columna que una cadera. Si el cerebro desautoriza un movimiento voluntario (mover el brazo) no hay manera de moverlo, al menos con decoro y libertad.
Cuando el cerebro evalúa un daño real (una lesión) ya consumado, es capaz de inhabilitar cualquier zona del cuerpo, para iniciar el proceso de reparación lo antes posible, y evitar que el daño aumente, aunque esto dependerá del contexto (si la necesitas para sobrevivir, es otro cantar).
También conocemos la evaluación por daño inminente (no hay lesión, pero hay amenaza de daño). Levantas una mancuerna muy pesada y si la tensión generada en los extremos y vientre muscular del bíceps y hombro, puede superar el umbral de tolerancia de seguridad para los tejidos, el cerebro perfectamente puede penalizar la acción mediada por dolor intenso, pérdida de fuerza e impotencia funcional.
Y como no el daño imaginado, este también se proyecta en la zona evaluada como amenazada. Sólo hace falta que el cerebro evalúe daño, para que penalice el uso de cualquier zona del cuerpo (incluido el hombro). El cerebro imagina la realidad, decimos mucho en este blog. También puede imaginar daño, dónde no lo hay.
El lector ha de conocer un dato interesante, los pacientes con capsulitis adhesiva (hombro congelado), cuando son anestesiados, se les puede mover el brazo. Algo sospechoso. Así que la cuestión aquí es averiguar en qué contexto (acierto o error evaluativo) podemos colocar este síndrome tan molesto e inquietante, porque esto marcará las estrategias a seguir.
Conclusión
Hola, Soy Marc Vives
Me dedico a mejorar el estado corporal y de bienestar de las personas que acuden a mi estudio Henko Osteopatía en Tarragona.
Utilizo la Osteopatía Integrativa y la terapia manual, junto con mi pasión por el estudio y conocimiento de la Neurociencia.
No te irás de mi estudio, sin que intente que aprendas algo sobre tu organismo.
Después, si lo deseas podremos continuar manteniendo el contacto para aclarar dudas y seguir progresando.
Un abrazo.