El crecimiento post-traumático. Más que resiliencia

crecimiento post-trauma

El término crecimiento postraumático es una de las ideas más interesantes y reveladoras en el campo de la psicología moderna. A diferencia de la creencia común de que las experiencias traumáticas solo tienen efectos negativos, el crecimiento postraumático sugiere que las personas pueden experimentar un desarrollo personal positivo como resultado de atravesar adversidades severas. Este concepto ha captado la atención de investigadores, psicólogos y terapeutas en todo el mundo, debido a su enfoque optimista y transformador sobre el trauma.

El crecimiento postraumático (en inglés, post-traumatic growth, o PTG) se refiere al proceso de cambio y desarrollo personal positivo que puede ocurrir después de experimentar eventos traumáticos. Si bien es común asociar el trauma con secuelas emocionales negativas, como ansiedad, depresión o trastorno de estrés postraumático (TEPT), el crecimiento postraumático sugiere que algunas personas pueden encontrar un nuevo sentido en la vida, desarrollar relaciones más profundas, incrementar su fortaleza emocional y descubrir nuevas oportunidades tras superar el trauma.

Este fenómeno no significa que el trauma en sí sea positivo, ni que todas las personas que experimentan traumas desarrollen PTG, pero sí destaca que, para algunas personas, el sufrimiento y la lucha pueden llevar a una transformación psicológica positiva. Según este enfoque, el trauma, aunque doloroso, puede convertirse en un catalizador de cambio y crecimiento personal.

Origen del concepto

l término crecimiento postraumático fue acuñado por los psicólogos Richard Tedeschi y Lawrence Calhoun en la década de 1990. Ambos investigadores, basados en la Universidad de Carolina del Norte, comenzaron a estudiar las respuestas positivas que algunas personas manifestaban después de enfrentar eventos traumáticos o extremadamente difíciles, como enfermedades graves, pérdidas significativas o desastres naturales.

En su investigación, Tedeschi y Calhoun identificaron que, aunque el trauma inevitablemente provoca sufrimiento, un grupo de personas describía transformaciones personales inesperadas y positivas tras el evento traumático. Este hallazgo los llevó a postular la idea del crecimiento postraumático, destacando que el trauma no siempre lleva a una destrucción emocional, sino que puede, en ciertos casos, fomentar un desarrollo personal que no hubiera ocurrido de otro modo.

Contextos donde se estudia el crecimiento post-trauma

El crecimiento postraumático ha sido estudiado en diversos contextos, desde situaciones extremas como guerras y desastres naturales, hasta experiencias más cotidianas como la pérdida de un ser querido o una enfermedad grave. A continuación, se exploran algunos de los contextos más relevantes donde se ha observado este fenómeno.

1. Supervivientes de guerras y conflictos armados

Los veteranos de guerra y las víctimas de conflictos armados son un grupo clave en el estudio del crecimiento postraumático. Mientras que muchos de ellos desarrollan síntomas de TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático), otros logran superar sus experiencias traumáticas de formas que transforman su perspectiva de la vida. En estos casos, las personas pueden llegar a sentirse más resilientes y valorar más profundamente sus relaciones personales y la vida en general.

Un ejemplo de esto es el caso de algunos veteranos de guerra que, después de lidiar con los horrores del campo de batalla, descubren un nuevo propósito en actividades altruistas, como ayudar a otros veteranos o participar en proyectos humanitarios.

2. Enfermedades graves o terminales

Los pacientes que enfrentan enfermedades graves, como el cáncer o enfermedades degenerativas, también son un grupo en el que se ha observado crecimiento postraumático. Algunos pacientes reportan que, tras el diagnóstico y el tratamiento, experimentan un mayor aprecio por la vida, desarrollan nuevas prioridades, y ven la vida desde una perspectiva renovada.

Estudios han demostrado que algunos supervivientes de cáncer, por ejemplo, describen haber encontrado un nuevo sentido de propósito y aprecio por las pequeñas cosas de la vida. Además, también han señalado una mayor fortaleza interna y una mejor capacidad para enfrentar futuros desafíos emocionales.

3. Desastres naturales

Los desastres naturales, como terremotos, huracanes o incendios forestales, también son contextos donde se ha documentado el crecimiento postraumático. A menudo, las personas que sobreviven a estos eventos reportan cambios profundos en sus valores y actitudes. En muchos casos, las experiencias compartidas de trauma y supervivencia llevan a un sentido más fuerte de comunidad y solidaridad entre las víctimas.

En comunidades afectadas por desastres naturales, se ha observado un aumento en la participación social y en el apoyo mutuo, lo que refleja cómo el trauma colectivo puede fortalecer las relaciones interpersonales y comunitarias.

4. Pérdida de seres queridos

La pérdida de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas que puede vivir una persona, y sin embargo, también es un contexto donde el crecimiento postraumático ha sido ampliamente estudiado. Muchas personas que atraviesan el duelo describen que, con el tiempo, desarrollan una comprensión más profunda de la fragilidad de la vida y una mayor capacidad para empatizar con los demás.

Este tipo de crecimiento no implica que la pérdida deje de ser dolorosa, sino que la persona encuentra un nuevo significado en su sufrimiento. Pueden llegar a valorar más sus relaciones personales y experimentar un sentido renovado de conexión emocional con quienes los rodean.

5. Supervivientes de abusos y violencia

Otro grupo que ha mostrado ejemplos de crecimiento postraumático son los supervivientes de abusos físicos, emocionales o sexuales. Aunque estas experiencias traumáticas suelen tener profundas secuelas emocionales, algunos supervivientes describen haber desarrollado una mayor resiliencia y sentido de propósito tras superar sus traumas.

Es importante destacar que, aunque el crecimiento postraumático es posible en estos contextos, no ocurre en todos los casos. Las secuelas del abuso son extremadamente complejas, y muchas personas pueden necesitar años de terapia y apoyo emocional para lidiar con el trauma.

Factores que influyen en el crecimiento post-traumático

No todas las personas que experimentan un trauma desarrollan crecimiento postraumático. De hecho, muchas personas sufren consecuencias emocionales negativas prolongadas. Sin embargo, los estudios sugieren que hay varios factores que pueden influir en la probabilidad de que una persona experimente PTG:

  1. Apoyo social: Las personas que tienen redes de apoyo sólidas, ya sea de amigos, familiares o comunidades, tienden a tener mayores probabilidades de experimentar crecimiento postraumático. El apoyo emocional puede ayudar a procesar el trauma de manera más efectiva y a encontrar un significado en la adversidad.

  2. Personalidad: La personalidad también juega un papel importante. Aquellas personas que son más optimistas, resilientes o que tienden a buscar el crecimiento personal ante los desafíos, pueden ser más propensas a experimentar PTG.

  3. Capacidad de reflexión: La capacidad de reflexionar sobre la experiencia traumática, reevaluar las prioridades y encontrar un nuevo sentido de propósito también es clave para el crecimiento postraumático. Este proceso de reflexión ayuda a dar un significado más profundo a las dificultades vividas.

  4. Terapia y apoyo psicológico: La intervención terapéutica, especialmente las terapias centradas en el trauma, puede ser fundamental para facilitar el crecimiento postraumático. Los terapeutas ayudan a las personas a reinterpretar su experiencia traumática y a encontrar formas de seguir adelante con un nuevo enfoque.

Diferencia entre crecimiento post-traumático y resiliencia

Es importante distinguir entre resiliencia y crecimiento postraumático. La resiliencia se refiere a la capacidad de una persona para recuperarse rápidamente de una adversidad y volver a su estado anterior de funcionamiento. En cambio, el crecimiento postraumático implica un cambio profundo y positivo en la persona como resultado de superar el trauma. En otras palabras, mientras que la resiliencia permite «rebotar» de un evento traumático, el crecimiento postraumático implica un desarrollo y cambio más profundo.

Debate en torno al concepto

Aunque el crecimiento postraumático ha ganado popularidad en la psicología moderna, también ha sido objeto de críticas. Algunos críticos argumentan que no todas las personas experimentan este tipo de crecimiento, y que puede ser perjudicial sugerir que el trauma siempre tiene el potencial de llevar al desarrollo personal. Para algunas personas, el trauma puede dejar cicatrices emocionales profundas que no se traducen en crecimiento.

Por otro lado, algunos estudios sugieren que el crecimiento postraumático puede estar influenciado por sesgos cognitivos, lo que significa que las personas creen haber crecido después de un trauma como una forma de lidiar con el dolor, aunque en realidad no se haya producido un cambio significativo.

Conclusión

El concepto de crecimiento postraumático ha revolucionado la forma en que entendemos el trauma y sus secuelas. Aunque el dolor y el sufrimiento son inevitables tras una experiencia traumática, algunos individuos logran encontrar una nueva perspectiva y desarrollar una mayor fortaleza emocional, un mayor aprecio por la vida y relaciones más profundas. Este fenómeno no es universal, y no todos los que enfrentan adversidades experimentarán PTG, pero para aquellos que lo hacen, el crecimiento postraumático ofrece una visión esperanzadora de la capacidad humana para transformar el sufrimiento en algo significativo.

Referencias bibliográficas

  • Tedeschi, R.G., & Calhoun, L.G. (1996). The Posttraumatic Growth Inventory: Measuring the positive legacy of trauma. Journal of Traumatic Stress, 9(3), 455-471.
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