Nuestro entramado neuronal cerebral, puede cambiar la activación de las neuronas sensoriales a falta de un estímulo sensorial. A eso se le conoce en neurociencia como «simulación».
Básicamente, lo que explica este fenómeno neurológico, es que el cerebro es capaz de moldear la realidad a su antojo. La simulación puede ser visual, o implicar cualquier otro sentido. Por poner un ejemplo, ¿A quién no le ha sucedido? Escuchar una canción en la radio, y por alguna extraña razón, no podértela quitar de la cabeza una semana. Esto podría considerarse una alucinación auditiva, una simulación sin estímulo sensorial externo. Hay muchas situaciones cotidianas en las que el cerebro simula la realidad que experimentamos.
Un ejemplo cotidiano
Piense un momento, en la última vez que fue a una heladería y se comió un exquisito helado. Quizá fue de pistacho, nata casera y virutas de chocolate negro bañadas en rico caramelo. Las neuronas de las regiones sensoriales y motoras se activaron en ese momento. Las motoras produjeron el movimiento y contracción de los músculos, y las sensoriales, las sensaciones de frío, textura, sabor, y forma del helado.
Otro grupo de neuronas provocaron la salivación y la proliferación de enzimas digestivas, para preparar el organismo en la digestión y metabolización de azúcares y grasas. Es probable, que en la primera parte de la descripción, al leer la palabra helado, nata y chocolate (si le gusta el dulce), su cerebro haya respondido en cierta medida, como si estuviera en presencia del helado. Es decir, quizá esté salivando un poco más ahora, que antes de haber leído estas palabras.
La relación entre los recuerdos y experiencias
La simulación se produce porque su cerebro compara la información que ha leído, con la que extrae de la memoria a largo plazo (la que ya existe en la red) y el conocimiento (experiencias pasadas) de helados y dulces que se haya comido en el pasado para construir un concepto de «helado» virtual. El cerebro ha simulado el helado. La simulación son suposiciones que hace el cerebro de lo que sucede en el mundo. Usa nuestras experiencias pasadas para construir una hipótesis, también llamada simulación.
Otro ejemplo curioso, son los experimentos que se realizaron con personas que les dieron a probar un vino con tinte, y otro sin él. Los participantes dijeron que ambos vinos, tenían un gusto y aroma distintos. Hasta que los científicos les reconocieron que estaban bebiendo exactamente el mismo vino. Entonces, les pidieron que volvieran a probarlo prestando más atención a sus paladares. Los participantes se dieron cuenta que sí, era exactamente el mismo vino. En este caso, el color, había cambiado la respuesta, la simulación de la realidad.
Somos creadores de conceptos
La evidencia científica, ha mostrado en gran medida que todo lo que vemos, oímos, olemos, saboreamos o tocamos, son simulaciones del mundo, organizadas por la red neuronal, no reacciones ante él. Entenderá el lector que la simulación puede generar cambios en el cuerpo. A usted, no le hace falta ver algo que le incomode, sólo con imaginarlo, puede experimentar una sensación desagradable de mayor palpitación cardíaca, sudoración, y tensión muscular.
Si ha sufrido alguna experiencia desagradable con una rata, y ha desarrollado una fobia, no le hace falta estar ante su presencia para reaccionar. Con verla a través de una pantalla de televisión, es suficiente para reaccionar con desagrado. Así pues el concepto de «rata» en el cerebro no es más que un conjunto de neuronas que representan nuestra experiencia pasada.
Los seres humanos no podemos ser conscientes de algo (de un concepto) que no está codificado en nuestro cerebro.
Sin concepto, no puede haber creación de realidad. Ahora imagine que le doy a probar un helado de color verde, usted podría anticiparse (simular) que su sabor es de menta, té verde o pistacho. Porque el concepto de «helado» de color verde, según sus memorias, lo relaciona con sabores dulces y cremosos. Pero lo saborea y le recuerda al brócoli. En ese caso, es probable que le resulte repugnante, aunque le guste esa verdura. Sin embargo, si le advierto que el helado es de crema de verduras, para avisar a su cerebro, es probable que no exprese el mismo nivel de repugnancia. Incluso lo aprecie, si a usted no le disgusta la opción de la crema de verduras.
Entonces vemos que los conceptos dan significado también a los sabores. Así que, nuestro cerebro usa conceptos para simular el mundo que nos rodea.
Conclusión
Bueno, según hemos aprendido de momento, no somos simples receptores pasivos de estímulos o inputs sensoriales del gusto, ni otro sentido, sino que somos constructores activos de nuestras simulaciones. A partir de los inputs, y de las experiencias pasadas, el cerebro simula la realidad, y construye significados.
Hola, Soy Marc Vives
Me dedico a mejorar el estado corporal y de bienestar de las personas que acuden a mi estudio Henko Osteopatía en Tarragona.
Utilizo la Osteopatía Integrativa y la terapia manual, junto con mi pasión por el estudio y conocimiento de la Neurociencia.
No te irás de mi estudio, sin que intente que aprendas algo sobre tu organismo.
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