Un músculo es un conjunto de haces, fibras, fibrillas, que tiene capacidad de contraerse (activarse) y de relajarse (inhibirse). «Enciendo la luz y apago la luz». Aunque una luz, la podemos dejar encendida, un músculo no.
El músculo se contrae y se relaja. No se contractura. Por lo menos, en un ser vivo, en el que aún existe un flujo activo de señales neuronales y mensajeros químicos.
-Pero a mí se me quedan contracturados, lo noto, y me lo han dicho.
-mmm…
Los músculos pueden contraerse momentáneamente cuando reciben un impacto (martillo de reflejos en el tendón rotuliano) y/o cuando recibe una orden motora (sistema nervioso central).
Por la razón que fuere el sistema nervioso puede estar enviando señales masivamente y equívocas de contracción, por la activación de un programa de alerta- protección- evitación sobre una región en particular. Estos programas provienen de una evaluación de la red neuronal.
Como dijo ayer un cliente, no es lo mismo decir:
-Tengo las piernas tiesas.
A decir, que tengo las piernas contracturadas.
El músculo tiene una capacidad tixotrópica (Propiedad que tienen algunos geles, ungüentos, gelatinas, miel, que tienden a licuarse cuando se agitan y a solidificarse en reposo). «Licuarse, ablandarse, moldearse».
Habrá veces que relajarse (y para eso estamos los terapeutas manuales) desactive la orden masiva de contracción (activación) de un músculo frente a las órdenes de inhibición (relajación)
Y otras, habrá que hacer un trabajo más profundo basado en la intervención pedagógica (y para eso también estamos los terapeutas manuales que nos formamos en neurociencia).
Un saludo.