No es una reseña del libro de Nassim Nicholas Taleb, aunque si me sirven de inspiración algunos conceptos que menciona en su libro. El autor, habla de los sistemas complejos, y cómo hay cosas que se benefician del desorden, del caos, de lo volátil y de los factores estresantes. Esto último, en el campo que ocupa este blog, hagp referencia a nuestro organismo.
La antifragilidad. Más allá de la resiliencia
La palabra antifrágil no implica sólo resiliencia o adaptación, sino que conlleva mejora, progreso. Si a un organismo, se le somete a pequeños estímulos estresores que no excedan su umbral de tolerancia, pero sí se acerque, con el tiempo, es capaz de incrementar su umbral y desempeño. Lo podemos ver constantemente en el ejercicio y otras actividades.
Cualquier persona que no haya sido tocado por una varita mágica, cuando empieza a salir a correr por las mañanas o después de trabajar, los primeros días son los peores. El organismo ha de generar adaptaciones físicas, químicas, metabólicas, y neurológicas. Los circuitos cerebrales han de codificar la acción, para que se requiera repetición sin demasiada fricción. Lleva tiempo.
Asumir el error y el riesgo
Lo antifrágil se alimenta de lo desconocido e impredecible, lo cual significa también, que está sujeto a error. Error de predicción. Por lo tanto, esta parte es importante aceptarla. El cerebro es una máquina de predecir y simular. Así pues, la antifragilidad impone su necesidad de asumir riesgos y realizar acciones a pesar de no entenderlas del todo. Asumir el error, nos permite aprender.
Lo opuesto está en el control
En el polo opuesto tenemos el exceso de control, que no es antifrágil, sino todo lo contrario. Este afán de control, ha llevado al mundo moderno a producir y utilizar más tecnología. Utilizada para registrar el número de pasos, calorías consumidas, frecuencia y variabilidad cardíaca, horas de sueño, etc. Estas medidas, nos brindan información, y también una falsa sensación de seguridad. No olvidemos que el organismo es un sistema complejo, y como tal, sus previsiones y respuestas son imprevisibles.
Políticas sociales y sanitarias ¿Bien o mal para la antifragilidad?
Las políticas sociales y sanitarias, también han contribuido a que la ciudadanía se lleve peor con los factores estresantes. Son políticas que quizá quieren lo mejor para nosotros, pero los números no engañan. Cada vez hay más personas que toman medicación para condiciones de dolor crónico en edades más tempranas.
Quizá, se deba a que casi todo es motivo de alerta, según lo que nos cuentan. Aparecen más diagnósticos que no objetivan daño o enfermedad, más alimentos que nos inflaman, cambios de temperatura, más síndromes, más etiquetas diagnosticas, y riesgos varios en nombre de la ciencia e industria cabe decir.
Promoviendo la antifragilidad
Si bien es cierto, y que se sepa, el organismo humano no es infinito. Es robusto, aunque muestra una parte vulnerable a contraer enfermedades, y más con el pasar de los años. Sin embargo, eso no debe limitar nuestro desarrollo de la antifragilidad, y exponernos de forma voluntaria a ciertos elementos extresores, como el calor, el frío, ejercicio intenso, cargas pesadas, caminar por lugares toscos e inestables, aprender cosas nuevas, asumir nuevos retos, etc.
De niños, nos caemos y nos levantamos. De mayores, nos caemos, y nos dicen que mejor quedarnos en el suelo. PREVENIR. “Si le duele la espalda al flexionarla, doble las rodillas” ¿Le suena?
Lo etiquetado como frágil, tendemos a protegerlo de estímulos potencialmente dañinos, a priori, es lo lógico con los objetos. En cambio, al organismo, la sobreprotección lo vulnera y fragiliza. En ocasiones específicas, la sobreprotección estará justificada, en la mayoría no. Y mucho menos de forma prematura.
Conclusión
Hay personas con menos de 40 años diagnosticadas con dolor crónico y ya se han encargado de etiquetarlos como “pacientes complejos” difíciles, vulnerables, y frágiles. Tanto que ellos así lo creen. Y ojito de lo que un organismo se convence, porque será lo reproducible a pesar de las evidencias. ¿Exagero? No pensarías eso si supieras que el placebo funciona, a pesar de que adviertan a la persona, que le están suministrando una sustancia inocua (placebo). Repito, ojito con lo que cree y crea el organismo.
Recuerda, el organismo es capaz de mucho, pero ocúpate de darle información antifrágil, un poco de disconfort, caos, desorden, experimentación, atrevimiento, y tiempo. Todo ello, son elementos que forman parte de lo ANTIFRÁGIL.
Hola, Soy Marc Vives
Me dedico a mejorar el estado corporal y de bienestar de las personas que acuden a mi estudio Henko Osteopatía en Tarragona.
Utilizo la Osteopatía Integrativa y la terapia manual, junto con mi pasión por el estudio y conocimiento de la Neurociencia.
No te irás de mi estudio, sin que intente que aprendas algo sobre tu organismo.
Después, si lo deseas podremos continuar manteniendo el contacto para aclarar dudas y seguir progresando.
Un abrazo.