El entrenamiento de readaptación para personas con dolor persistente es una estrategia clave para recuperar la funcionalidad física, reducir el dolor y mejorar la calidad de vida. Muchas personas que padecen dolor crónico, tienen creencias disfuncionales respecto al ejercicio y al movimiento. A continuación, se detallan los beneficios de esta intervención, que permiten una recuperación efectiva, y las herramientas disponibles.
Beneficios del entrenamiento de readaptación
Mejora de la fuerza muscular y la movilidad: Estudios han mostrado que el entrenamiento de readaptación deportiva ayuda a mejorar la fuerza alrededor de la zona afectada por dolor. Por ejemplo, un estudio sobre pacientes con reemplazo total de cadera reveló que aquellos que realizaron readaptación deportiva intensiva mejoraron su fuerza muscular y la estabilidad de la postura, además de experimentar una reducción del dolor (Beck et al., 2019).
Reducción del dolor y mejora en la calidad de vida: La readaptación dirigida no sólo mejora los parámetros físicos, sino que también tiene un impacto significativo en la percepción del dolor y la calidad de vida. Un estudio con pacientes con dolor persistente tras cirugía de cadera demostró mejoras en la percepción del dolor y en la calidad de vida a los seis meses, aunque estas mejoras no se mantuvieron en el largo plazo (Beck et al., 2019). Habría que ver el contexto después del estudio.
Recuperación funcional más rápida: Personas que han sido sometidas a una cirugía, se benefician de una intervención temprana con el entrenamiento de readaptación. Les permite recuperar su función más rápidamente. Se ha visto con pacientes tras procedimientos como la reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA) o cirugías de rodilla experimentan una recuperación funcional más rápida y segura, con menos riesgos de complicaciones posteriores (Sánchez Labraca et al., 2011).
Prevención de la recaída y complicaciones: La readaptación adecuada ayuda a prevenir la recaída de la lesión o la aparición de complicaciones como la atrofia muscular o la rigidez articular. Un estudio sobre la rehabilitación tras una lesión de isquiotibiales encontró que los programas que incluían ejercicios de agilidad progresiva y estabilización del tronco eran más efectivos que los programas centrados solo en estiramientos y fortalecimiento muscular, reduciendo significativamente el riesgo de recaída (Sherry & Best, 2004).
Ejercicio físico adaptado para el dolor crónico: Un estudio titulado «Implementation of An Adapted Physical Activity Therapy Protocol for Patients with Low Back Pain» investigó la efectividad de un protocolo de actividad física adaptada en pacientes con dolor lumbar crónico. Los resultados mostraron que el programa de 12 semanas redujo significativamente el dolor y mejoró la capacidad funcional de los pacientes, lo que sugiere que la actividad física adaptada puede ser una intervención efectiva para reducir el dolor y mejorar la movilidad en personas con dolor crónico (Benchehida et al., 2021).
Ejercicio físico adaptado para la fatiga: El estudio titulado «Exercise for the management of cancer-related fatigue in adults» evaluó los efectos del ejercicio en la fatiga relacionada con el cáncer en adultos. Los resultados mostraron que el ejercicio, en particular el ejercicio aeróbico, fue efectivo para reducir la fatiga en pacientes durante y después del tratamiento del cáncer, mejorando la calidad de vida de los participantes. Este estudio subraya la importancia del ejercicio adaptado como una intervención no farmacológica eficaz para la fatiga en pacientes oncológicos (Cramp & Byron-Daniel, 2012).
Elementos clave según la ciencia
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Educación en neurociencia del dolor: Incorporar la educación sobre los mecanismos del dolor, conocida como (PNE por sus siglas en inglés), es fundamental en la recuperación de pacientes con dolor persistente. Esta intervención ayuda a cambiar las actitudes y creencias del paciente respecto al dolor, mejorando su capacidad para gestionar la rehabilitación de manera efectiva (Maguire et al., 2018).
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Ejercicio terapéutico progresivo: La evidencia apoya el uso de programas de ejercicio progresivo que incluyan ejercicios de fortalecimiento muscular, movilidad y entrenamiento de la estabilidad. Estos programas mejoran la capacidad funcional, el rango de movimiento, la fuerza y reducen el dolor. Además, son cruciales para evitar la rigidez y la pérdida de movilidad post-quirúrgica (Pashkevych et al., 2022).
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Intervención multidisciplinaria: La combinación de enfoques terapéuticos (ejercicio, intervenciones farmacológicas en pacientes con enfermedades, y apoyo psicológico) es vital para una recuperación completa. Un enfoque multidisciplinar que combine aspectos físicos y psicológicos mejora significativamente los resultados a largo plazo en pacientes con dolor crónico (Norrefalk et al., 2008).
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Soporte psicológico y abordaje biopsicosocial: El dolor persistente no solo tiene un componente físico, sino también psicológico. Por lo tanto, el enfoque biopsicosocial, que integra el estado emocional del paciente con su recuperación física, ha mostrado ser eficaz en mejorar tanto el dolor como la calidad de vida en pacientes con dolor crónico (De Groef et al., 2019)
Herramientas disponibles según la ciencia
Ejercicio físico personalizado: La readaptación deportiva basada en el ejercicio incluye desde ejercicios básicos de movilidad hasta programas más avanzados de fuerza y entrenamiento funcional, siempre dependiendo de las limitaciones del paciente. Estas intervenciones permiten mejorar la funcionalidad y reducir el dolor en condiciones como la inestabilidad crónica de tobillo (Lee & Jo, 2023).
Terapias manuales: Las terapias manuales, combinadas con el ejercicio terapéutico, han demostrado ser efectivas para el alivio del dolor y la mejora de la funcionalidad. Aunque los resultados varían según la condición tratada, los estudios sugieren que su uso debe ser complementario a otras estrategias, en lugar de ser el tratamiento principal (De Groef et al., 2019).
Tecnología de realidad virtual: En algunos casos, la rehabilitación virtual ha mostrado beneficios prometedores, especialmente en pacientes con dolor crónico postquirúrgico. Estos programas permiten a los pacientes realizar ejercicios en un entorno controlado que puede reducir la percepción de dolor y mejorar la funcionalidad, como se observó en pacientes con dolor postoperatorio de cáncer (House et al., 2016).
Conclusión
El entrenamiento de readaptación en sujetos con dolor persistente o post quirúrgicos ofrece múltiples beneficios, desde la mejora del dolor y la funcionalidad hasta la prevención de complicaciones y la mejora en la calidad de vida. Elementos clave como la educación en neurociencia del dolor, el ejercicio terapéutico progresivo y el soporte psicológico deben integrarse en la readaptación. Las herramientas como los ejercicios personalizados y las tecnologías innovadoras como la realidad virtual son valiosas para optimizar los resultados del abordaje.
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Me dedico a mejorar el estado corporal y de bienestar de las personas que acuden a mi estudio Henko Osteopatía en Tarragona.
Utilizo la Osteopatía Integrativa y la terapia manual, junto con mi pasión por el estudio y conocimiento de la Neurociencia.
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