Mecanismo de lucha o huida. ¿Qué es y por qué se activa?

mecanismo lucha o huida

El mecanismo de «lucha o huida», también conocido como respuesta de estrés agudo, es una reacción fisiológica que los seres humanos y otros animales experimentan ante situaciones que perciben como amenazantes o peligrosas. Este mecanismo es un remanente evolutivo diseñado para ayudar a sobrevivir en momentos críticos, preparando el cuerpo para luchar contra un peligro o huir rápidamente de él.

Es una respuesta del organismo ante una amenaza inminente. Fue descrito por primera vez por el fisiólogo Walter Cannon en 1929 y se refiere a una serie de reacciones fisiológicas que ocurren cuando una persona o animal se enfrenta a una situación peligrosa. El propósito de esta respuesta es aumentar las probabilidades de supervivencia ante una amenaza activando sistemas que preparan al cuerpo para reaccionar rápidamente.

¿Por qué se activa?

El mecanismo se activa cuando el cerebro percibe una amenaza, ya sea física o evaluativa. Esta amenaza puede ser real, como un peligro físico inminente (un incendio) o percibida, como el estrés que puede provocar una situación laboral intensa aún por resolver, la presentación de un examen, el diagnóstico de una enfermedad, o situación social que se quiere evitar. 

El centro clave que inicia la respuesta de lucha o huida es el cerebro. Se habla de la amígdala cerebral, aunque intervienen otros circuitos neuronales relacionados con la predicción, la memoria, la planificación, etc. Cuando el cerebro predice una amenaza, envía señales al hipotálamo, el «centro de control» del cerebro, que activa el sistema nervioso autónomo y, en particular, el sistema nervioso simpático, para responder a la amenaza real o imaginada.

Sistemas involucrados en la lucha o huida

El mecanismo de lucha o huida involucra varios sistemas importantes del cuerpo humano:

  1. Sistema nervioso simpático: Este es responsable de la activación rápida de la respuesta de lucha o huida. Estimula las glándulas suprarrenales, que liberan adrenalina (también conocida como epinefrina) y noradrenalina en el torrente sanguíneo.

  2. Sistema endocrino: Las glándulas suprarrenales, ubicadas sobre los riñones, liberan hormonas como la adrenalina y el cortisol (mal llamada hormona del estrés). Estas hormonas preparan al cuerpo para la acción.

  3. Sistema cardiovascular: La adrenalina y la noradrenalina aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que proporciona más sangre a los músculos y al cerebro, preparándolos para reaccionar ante la amenaza.

  4. Sistema respiratorio: La respiración se vuelve más rápida y superficial, lo que ayuda a oxigenar la sangre más eficientemente y prepara los músculos para una acción rápida.

  5. Sistema inmunológico: En una situación de estrés agudo, el sistema inmunológico puede volverse menos eficiente temporalmente, ya que el cuerpo prioriza las funciones necesarias para la supervivencia inmediata.

  6. Sistema digestivo En ocasiones ante un estrés agudo el cuerpo elude las funciones digestivas. No hay tiempo para digerir, ni preparar la llegada de alimento. 

Síntomas que experimentamos los humanos

Cuando el mecanismo de lucha o huida se activa, el cuerpo entra en un estado de alerta máxima. Los síntomas que se experimentan incluyen:

  • Aumento de la frecuencia cardíaca: El corazón bombea más rápido para enviar más sangre a los músculos y órganos vitales.
  • Respiración rápida: La persona respira más rápido para absorber más oxígeno.
  • Sudoración: La temperatura del cuerpo aumenta debido a la mayor actividad metabólica, lo que causa sudoración para enfriar el cuerpo.
  • Tensión muscular: Los músculos se tensan para prepararse para una posible lucha o huida.
  • Dilatación de las pupilas: Las pupilas se dilatan para permitir la entrada de más luz y mejorar la visión en una situación de emergencia.
  • Reducción de funciones no esenciales: Las funciones que no son necesarias en una emergencia, como la digestión, se ralentizan o se detienen temporalmente. 
  • Diarrea o estreñimiento: Hay individuos que experimentan más ganas de ir al baño (diarrea) antes de enfrentar una situación percibida como amenaza. El cuerpo desecha lo que no es necesario para ese momento, por lo tanto, abre los esfínteres y expulsa el contenido. Justo lo contrario, sucede si el factor estresante se alarga. En ese contexto, los sujetos podemos experimentar estreñimiento, debido a que todo el tracto digestivo frena su actividad normal. Digerir y descomponer alimentos consume mucha energía que se necesita para enfrentar el factor estresante.  
  • Sequedad en la boca: La producción de saliva disminuye, lo que puede causar sequedad en la boca.
  • Náuseas y vómito: Es muy normal sentir estos síntomas cuando el mecanismo está activo. El organismo expulsa del interior del cuerpo todo aquello que no es necesario para la lucha o huida. 
  • Disminución cognitiva: En situaciones extremas, el cerebro tiende a actuar de manera más instintiva, lo que puede dificultar la toma de decisiones racionales.

¿Qué implica en el organismo?

El mecanismo de lucha o huida implica una movilización masiva de los recursos del cuerpo:

  1. Aumento de glucosa: El cuerpo libera glucosa almacenada para proporcionar energía instantánea a los músculos.
  2. Vasoconstricción y vasodilatación: Los vasos sanguíneos en partes menos críticas del cuerpo (como la piel y los órganos internos) se contraen, mientras que los que suministran sangre a los músculos y al cerebro se dilatan para optimizar la energía disponible.
  3. Activación hormonal: La liberación de cortisol ayuda a mantener la disponibilidad de energía y controla otras respuestas al estrés, pero niveles altos y crónicos de esta hormona pueden ser perjudiciales para la salud si se mantienen a largo plazo.
  4. Impacto en el sistema digestivo: La digestión se ralentiza o se detiene, ya que no es prioritaria para la supervivencia inmediata.

Implicaciones a largo plazo

Si bien el mecanismo de lucha o huida es útil en situaciones de peligro agudo, una activación crónica o constante puede ser dañina para la salud. Las personas que experimentan estrés crónico o ansiedad pueden tener niveles elevados de cortisol durante períodos prolongados, lo que puede llevar a problemas de salud como:

  • Hipertensión: La constante elevación de la presión arterial puede afectar a nuestro sistema barorreflejo (regulador de la tensión arterial) y dañar el corazón y los vasos sanguíneos.
  • Problemas digestivos: El estrés crónico puede provocar úlceras, indigestión o síndrome del intestino irritable, estreñimiento.
  • Inmunosupresión: La exposición constante a las hormonas del estrés puede debilitar la respuesta inmunológica, haciendo que la persona sea más susceptible a padecer infecciones y contraer virus.
  • Problemas de sueño: La activación prolongada del sistema de alerta, puede interferir con los patrones normales de sueño.
  • Enfermedades metabólicas: El estrés crónico está asociado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 debido a la liberación sostenida de glucosa y lípidos en la sangre.

Conclusión

El mecanismo de lucha o huida es una respuesta de supervivencia esencial que nos ha permitido reaccionar rápidamente ante amenazas a lo largo de la evolución. Sin embargo, cuando se activa con demasiada frecuencia o durante períodos prolongados, puede tener efectos negativos en la salud física y mental. Aprender a manejar las situaciones de estrés y mantener el equilibrio en el organismo. es esencial para el bienestar a largo plazo.

Referencias bibliográficas

  1. Cannon, W. B. (1929). Bodily Changes in Pain, Hunger, Fear and Rage: An Account of Recent Researches Into the Function of Emotional Excitement. D. Appleton and Company.

  2. McEwen, B. S. (2007). The Brain on Stress: How the Social Environment Gets Under the Skin. Proceedings of the National Academy of Sciences, 109(Supplement 2), 17180-17185. https://doi.org/10.1073/pnas.1121254109

  3. Sapolsky, R. M. (2004). Why Zebras Don’t Get Ulcers. Henry Holt and Company.

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